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US Heroin Epidemic Takes Toll On Families

Source: John Moore / Getty

Una droga más letal que los accidentes de coche o las armas de fuego. Una droga que mata a personas, en muchos casos mujeres, que ni siquiera sabían que la estaban tomando. Dos miligramos, lo que puede pesar la punta rota de un lápiz, es la finísima línea entre la vida y la muerte. Una droga, el fentanilo, que, unida al consumo de heroína, ha provocado una epidemia sin precedentes en Estados Unidos: 52.404 víctimas en 2015. Una cuarta parte de todas las muertes vinculadas al consumo de drogas en todo el mundo se registran aquí. Y la situación no deja de empeorar, según el informe anual de Naciones Unidas sobre drogas y criminalidad conocido este martes.

Cada año fallecen en todo el mundo 190.000 personas, según el recuento más conservador, por causas relacionadas con las drogas; la mayoría, por opiáceos; la mayoría, muertes evitables. A ello se suman los casos vinculados de VIH, hepatitis y tuberculosis. La producción de cocaína y sustancias opiáceas sigue creciendo, auspiciada en muchos casos por organizaciones terroristas (el 85% de la producción de amapolas en Afganistán está en manos de los talibanes). Y las redes de narcotráfico que comercializan estas sustancias cada vez cuentan con una oferta más diversificada y unos medios tecnológicos más sofisticados.

Medicamentos falsos o con receta

Los opiáceos, heroína incluida, siguen siendo las drogas más peligrosas (la más consumida es el cannabis, con una prevalencia del 3% de la población mundial),  por el riesgo de sobredosis y las enfermedades asociadas (VIH, hepatitis). Una cuarta parte de las muertes causadas por estas drogas se registran en Estados Unidos, que sufre una epidemia por el consumo de heroína y, sobre todo, de analgésicos con fentanilo: entre 1995 y 2015 se triplicaron las sobredosis mortales (de 16.849 a 52.404), y sólo en el último año crecieron un 11,4%. Muere más gente por esta causa que en accidentes de tráfico o en incidentes violentos.

Además, el consumo combinado de cocaína ha revertido la caída de años anteriores de esta droga, y ha disparado entre 2012 y 2015 las sobredosis de cocaína en Estados Unidos. Combinar drogas no es una novedad, pero el riesgo se ha acrecentado al aumentar la oferta de sustancias diferentes. Un ejemplo de esta diversificación es el consumo de opiáceos en Estados Unidos, que va desde sustancias ilegales como la heroína hasta medicamentos legales o falsos (hay una producción a gran escala de productos con fentanilo que semejan otros legítimos).

Las mujeres, cada vez más vulnerables

El incremento en el uso de medicamentos con opiáceos se remonta a 1997, cuando empezó a dispararse tanto su consumo con receta como de forma irregular (eran percibidos como menos peligrosos que la heroína). A ello se unió desde 2007 un auge en el mercado de la heroína: en 2015 había ya 828.000 personas mayores de 12 años enganchados a esta droga, y 12 millones usando de forma irregular medicamentos con opiáceos.

Es una epidemia devastadora: de las 52.000 muertes por drogas en Estados Unidos, un 60% se vincula al consumo de opiáceos. Cuatro de cada diez muertes se deben al fentanilo; muchas de las víctimas ni siquiera sabían que lo estaban consumiendo. Basta dos miligramos de esta sustancia para matar a una persona, por lo que el margen de equivocación a la hora de consumirlo es mínimo.

La cifra de consumidores de heroína se ha doblado en Estados Unidos en la última década, y ha crecido sobre todo entre las mujeres. A partir de los 45 años, son más susceptibles de sufrir dolor crónico (por artritis, fibromialgia, etcétera), y tienen mayor probabilidad de ser recetadas medicamentos con opiáceos. A partir de ahí, pueden terminar consumiéndolos de forma ilegal, incluso sin ser conscientes del riesgo.

Las rutas de los Balcanes y el Cáucaso

La cocaína también renació en 2015, fruto del aumento de producción (un 30% entre 2013 y 2015), sobre todo en Colombia, y su consumo aumentó en Estados Unidos. Y ello pese a que cada vez se producen también más incautaciones: 864 toneladas en 2015 (141, en Estados Unidos). Pero la producción mundial alcanza las 1.125 toneladas. También aumentó la producción de opiáceos, hasta las 6.380 toneladas, fundamentalmente porque cada vez hay más campos de amapolas en Afganistán, y cada vez son más eficientes. Estas cifras están aún lejos sin embargo de los niveles de 2014.

Aunque las rutas de los narcotraficantes y sus métodos para evadir a las autoridades cambian constantemente, la senda de los Balcanes sigue siendo la más utilizada para introducir heroína; gana importancia sin embargo un camino alternativo a través de los países caucásicos, dejando de lado a Turquía para evitar el flujo de refugiados de camino a la Unión Europea.

Los lazos con el ISIS y Al Qaeda

Las organizaciones criminales han aumentado su horquilla de actividades ilícitas. En Europa, por ejemplo, la mayoría no sólo trafica con drogas sino también con bienes, armas, y personas (fundamentalmente, mujeres destinadas a la prostitución e inmigrantes irregulares). Los carteles con una estructura jerárquica muy marcada (como los mexicanos, japoneses o rusos) siguen siendo las organizaciones más comunes, pero cada vez hay más redes menos organizadas. Los narcotraficantes aprovechan además tecnologías como la Internet oscura o las bitcoins para sus negocios.

En cuanto a la relación de grupos terroristas con el tráfico de drogas, Naciones Unidas lo considera probado en el caso de los talibanes en Afganistán o de las FARC en Colombia, pero cree que no hay pruebas concretas de que el ISIS trafique con anfetaminas pese a operar en un nodo de estas sustancias, o Boko Haram lo haga con cocaína o heroína. Sí ha hallado pruebas de que Al Qaeda está involucrada en el tráfico de cannabis y cocaína, pero de forma más bien modesta.