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El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) ha decidido finalmente acabar con el Estatus de Protección Voluntaria (TPS) que permitía residir en Estados Unidos a 57.000 inmigrantes hondureños que desde hace dos décadas.

El pasado noviembre, el Gobierno optó por extender su permiso temporal seis meses más, hasta el 5 de julio de 2018, hasta tomar una decisión definitiva. Este viernes ha anunciado sin embargo el final del programa: los hondureños tendrán 18 meses para marcharse del país, hasta el 5 de enero de 2020.

En su opinión, las condiciones en Honduras han mejorado lo suficiente para que pueda regresar a su país de origen, a pesar de que muchos han residido durante años en Estados Unidos, en donde se han hecho su vida y muchos han tenido hijos.

Para los inmigrantes hondureños la realidad de su país dista mucho de la que vende Washington. Honduras es hoy por hoy uno de los países más pobres y más violentos de la región. La violencia de las pandillas y el crimen organizado son de los peores problemas a los que se enfrenta el país y la peor pesadilla para muchos padres beneficiarios de TPS y que hoy se enfrentan a la posibilidad de tener que regresar a Honduras.

La comunidad hondureña en el país, el grupo de receptores de TPS más grande que vive en Estados Unidos, se ha movilizado activamente en los últimos meses, pero no ha sido suficiente. Ahora tendrán un plazo de 18 meses para regresar a su país, buscar otra forma de residencia legal en Estados Unidos o trasladarse a un tercer país que los acoja.

Canadá, por ejemplo, ya ha dicho que estaría dispuesto a recibir a aquellos ciudadanos centroamericanos afectados por el retiro del TPS. El país vecino está abierto a recibir solicitudes de asilo, pero bajo ciertas condiciones y con el objetivo de que se haga de forma ordenada.

Los hondureños, que finalmente han corrido la misma suerte que otros inmigrantes, se suman así a ciudadanos de Nepal, El Salvador, Haití, Nicaragua y Sudán, que en los últimos tiempos también vieron como se les cerraba la puerta a permanecer bajo dicho beneficio en el país.