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Telemundo Noticias .- Este martes Beirut, la capital de Líbano, fue sacudida por una impactante explosión que causó una gran cantidad daños en toda la ciudad y un número de muertos y heridos aún sin determinar.

El incidente, cuyas causas se desconocen aún, se produce apenas unos días antes del veredicto en el juicio por el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005, según informa la cadena de noticias BBC News.

El estallido se ha producido en la zona del puerto, según reportes citados por la BBC y AP, y ha provocado una nube con forma de hongo y enormes daños. Gran parte de las instalaciones portuarias se vieron afectadas, así como otras edificaciones en las que se cayeron ventanas y puertas.

Los testigos vieron a muchas personas heridas por vidrios y escombros. Algunas estaciones locales televisivas afirman que la explosión se produjo en la zona del puerto donde se encuentran los almacenes de fuegos artificiales y artículos de pirotecnia.

El humo de las detonaciones se podía observar desde varias zonas de la ciudad. Residentes reportaron ventanas rotas y la caída de techos falsos, incluso a kilómetros de distancia. Los hospitales estaban solicitando donantes de sangre.

“Es como Hiroshima”, dijo Jamal Itani, alcalde de Beirut en una entrevista con el canal local LBC. “Hay mucha destrucción y los heridos yacen en las calles”.

Un tribunal de Naciones Unidas debe emitir este viernes su veredicto contra cuatro presuntos miembros del grupo terrorista Hezbolá acusados de matar a Hariri con un coche bomba. Hezbolá, que cuenta con el respaldo de Irán, ha negado su implicación.

El Líbano avanza hacia un precipicio a paso acelerado, impulsado por la ruina financiera, instituciones que ya no funcionan, hiperinflación y una pobreza que aumenta rápidamente. Por si todo esto fuera poco, también es azotado por la pandemia del coronavirus.

Aunque es un país acostumbrado a lidiar con una infraestructura que se viene abajo, que salta de un desastre a otro, esta vez es diferente. Todos los días surgen nuevos indicios de una crisis como nunca se ha visto en el país: despidos masivos, hospitales a punto de colapsar, negocios y restaurantes cerrados, delitos derivados de la desesperación, militares que ya no pueden darle carne a sus soldados y venta de pollos viejos.

El ministro de relaciones exteriores renunció el lunes diciendo que la falta de visión y de voluntad para implementar reformas estructurales podían convertir al país en un “estado fallido”.

El derrumbe amenaza con provocar un caos generalizado en una nación que fue modelo de diversidad y de fuerza para hacer frente a la adversidad. Los libaneses teman que la crisis cambie para siempre la identidad de este país del Mediterráneo, con un espíritu emprendedor que no tiene par en el Medio Oriente.