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Hornet Queen (Vespa crabo), Emsland, Lower Saxony, Germany

imageBROKER/Erhard Nerger

A finales de 2019, la llegada de un insecto letal a EEUU alarmó a la comunidad científica. Por primera vez, apicultores del estado de Washington habían observado vespas mandarinas merodeando por sus colmenas de abejas. La especie, procedente de Asia, y conocida como avispón asesino, nunca se había detectado en Norteamérica.

La preocupación fue aún mayor cuando Canadá lanzó otro aviso. En White Rock, la Columbia Británica, también habían aparecido estos avispones gigantes, de más de cinco centímetros de longitud y siete de envergadura.

Desde entonces, el riesgo de que la vespa mandarina se extienda por el continente, ha infundido el terror en la comunidad científica. Un miedo que comparten también los apicultores y expertos de la costa este, quienes consideran que la expansión del insecto por el territorio estadounidense es inevitable.

Aunque los expertos no pueden asegurar cómo arribó la especie a EEUU, creen que es posible que haya viajado a bordo de un barco desde el este de Asia. A pesar de la campaña a gran escala que emprendieron científicos del estado de Washington y White Rock para erradicar al animal, Cote opina que la vespa mandarina “llegó para quedarse”.

En realidad, la preocupación que ha generado la irrupción de este insecto en Norteamérica no se debe únicamente a su poderoso veneno, que mata cada año a alrededor de 50 personas, sino también, al riesgo que supone para las colmenas de abejas melíferas.

A menudo, los avispones asesinos vuelan en grupo para atacar una colmena de abejas. Con sus fuertes mandíbulas, arrancan la cabeza a las productoras de miel, y la desechan. Después, conservan el cuerpo de su víctima como alimento.

Anthony Planakis, apicultor jubilado del Departamento de Policía de Nueva York, coincide con Andrew Cote. Él cree que los avispones gigantes asiáticos irrumpirán en la costa este en los próximos dos o tres años. Y según explicó, aparecerán en las zonas verdes de los distritos exteriores de las ciudades.

“Todo lo que se necesita son unos avispones, y tienes una colonia”, dijo Planakis en declaraciones a New York Post.

En el caso de que se produjera una futura e hipotética infiltración del avispón en Nueva York, el ex agente cree que podrían asentarse en lugares como el Jardín Botánico del Bronx, porque se trata de un espacio abierto donde hay mucha comida. Aclaró que siempre evitarán las zonas asfaltadas, porque tienden a anidar en el suelo y a excarvar en la madera podrida.

Conocido en la Policía de Nueva York como “Tony Bees” [Tony Abejas], el apicultor aseguró que el avispón es muy peligroso para el ser humano, y advirtió que al cruzarse con un insecto como ese, lo peor que uno puede hacer es matarlo.

“[En su veneno] hay una feromona que es como un imán para otros avispones. Así que puedes ser atacado por un enjambre solo por ser picado por uno. Lo peor que cualquiera puede hacer con estas cosas es matarlas. Ese aroma va a estar en el aire, y el resto de la colmena vendrá”, alertó.

Explicó además que la picadura de la vespa mandarina es “extremadamente dolorosa”.

Para leer más al respecto, puedes visitar el articulo original publicado por Infobae aquí.