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MEXICO-HONDURAS-US-MIGRATION

Source: GUILLERMO ARIAS / Getty

“Tuvieron que usarlos porque estaban siendo atosigados por gente dura”, ha asegurado este lunes el presidente, Donald Trump, sobre el uso de gases lacrimógenos contra inmigrantes en la frontera, “aquí la conclusión de fondo es que nadie va a venir a nuestro país a menos que lo haga legalmente”.

Usar gases lacrimógenos fue “una buena manera de disuadir sin causar daños duraderos”, dijo por su parte Ron Colburn, ex vicedirector de la Patrulla Fronteriza, porque se trata, añadió, de un producto “natural que podrías poner en los nachos y comértelo”. Los gases lacrimógenos, sin embargo, están prohibidos por la Convención contra las Armas Químicas. Su empleo el domingo en la frontera ha provocado reacciones políticas exacerbadas entre los demócratas, un silencio casi general entre los republicanos, y afirmaciones estrambóticas entre la extrema derecha televisiva.

Hace cuatro años, la policía de Ferguson (Missouri) empleó gases lacrimógenos para disolver las protestas después de que un policía blanco matara a tiros a un joven afroamericano desarmado. Las tensiones raciales provocadas por este incidente desembocaron además en un debate nacional sobre el uso militar de la fuerza por parte de la policía tras la violenta represión de las protestas.

“Nos están bombardeando”, gritaba un ciudadano cuando la policía empezó a lanzar el gas lacrimógeno, según informó el diario The Washington Post. Entonces ya se recordó que este producto está prohibido por la Convención contra las Armas Químicas de 1993, firmada por casi todos los países del mundo, incluido Estados Unidos. Pero sólo en tiempos de guerra: la policía puede usarlo para reprimir disturbios, pese a estar considerado un arma química con graves riesgos.

En principio, según recuerda el citado diario, este producto es inofensivo a largo plazo si se utiliza en espacios abiertos: provoca estornudos y tos, y puede causar ceguera temporal, pero no hay evidencias, según un estudio científico, de secuelas a largo plazo. Sin embargo, en ocasiones puede provocar envenenamiento y fallos cardiacos que pueden incluso conducir a la muerte, en especial en niños. Todo depende de cuánto gas se use, dónde, y qué nivel de toxicidad tenga.

“Sentía que mi cara estaba ardiendo, y mi bebé se desmayó”, explica Cindy Milla, una emigrante hondureña con dos hijos alcanzada por los gases el domingo en la frontera: “Corrí por mi vida y la de mis niños”. La Patrulla Fronteriza se defendió diciendo que tres de sus agentes habían sido alcanzados por rocas lanzadas presumiblemente por inmigrantes, según The Washington Post.

El senador demócrata Brian Schatz (Hawaii) publicó el domingo un mensaje en la red social Twitter preguntándose por qué se usó gas lacrimógeno: “¿Es consecuente con la Convención de Armas Químicas?”, se preguntaba. Posteriormente borró ese mensaje, según explicó porque no sabía todavía lo que había pasado.

La representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York), por su parte, comparó a los inmigrantes centroamericanos con “las familias judías que huían de Alemania” y solicitaron asilo en Estados Unidos en los años 30 y 40 del pasado siglo. Le respondió el senador Lindsey Graham, recomendando a Ocasio que visite el Museo del Holocausto en Washington DC para “entender mejor” las diferencias entre lo ocurrido durante el régimen nazi y “la caravana en Tijuana”.

Graham, aliado de Trump en el Senado, defendió la necesidad de “convencer al público de que tenemos la capacidad de detener a futuras oleadas de inmigrantes ilegales”.  “Mostrando a los estadounidenses que seremos duros con las próximas oleadas de inmigrantes ayudará a construir el apoyo político necesario para lograr un acuerdo justo sobre los problemas creados en el pasado”, añadió en lo que puede ser una alusión al futuro de los soñadores, los jóvenes llegados al país ilegalmente de la mano de sus padres cuando eran niños, que el Partido Demócrata, que ahora controla la Cámara de Representantes, ha convertido en una de sus prioridades para este mandato, según Nancy Pelosi.

Beto O’Rourke, candidato a senador en Texas y posible candidato demócrata a la presidencia en 2020, abogó por permitir a los inmigrantes solicitar asilo en los puertos de entrada (Trump ha prohibido hacerlo a quienes entren ilegalmente, aunque una corte ha cancelado temporalmente su orden). “Deben hacerlo pacíficamente y obedecer nuestras leyes”, añadió O’Rourke, “pero tenemos que asegurarnos tener la capacidad para procesar eficazmente y sin tardanza esas solicitudes”. Ahora mismo, según dice, hay 5.000 inmigrantes esperando en Tijuana, y cada día sólo se procesan un máximo de 100 solicitudes.

El Gobierno de Honduras ha criticado en un comunicado “el uso de balas de goma” contra los inmigrantes, que “están enfrentando un ambiente hostil, difícil y peligroso”, y ha pedido de nuevo la intervención de Naciones Unidas.