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Source: DANIEL LEAL-OLIVAS / Getty

Al menos 56 palestinos han muerto este lunes por los disparos de las fuerzas israelíes en las protestas multitudinarias convocadas en la frontera de Gaza contra el traslado de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén. Según los funcionarios sanitarios, más de 2.700 personas resultaron heridas, 1.360 de ellas por disparos. En total, 130 se encontraban en estado grave o crítico. Los manifestantes encendieron neumáticos y lanzaron piedras a los efectivos israelíes al otro lado de la frontera. La jornada ha sido la más violenta desde la guerra entre Israel y el gobierno de Hamas en Gaza en 2014. Según datos de las fuerzas armadas israelíes el número de manifestantes palestinos fue de 40.000 personas.

La ceremonia de inauguración de la embajada coincidió con el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel. Esta fecha para los palestinos es el Nakba, “el desastre”, siete décadas de la pérdida de su territorio y el desplazamiento de la población de origen árabe.

El presidente de Estados Unidos celebró la jornada desde la distancia. “Un gran día para Israel”, dijo este lunes en su cuenta de Twitter. Así el presidente Trump cumple uno de los principales compromisos de campaña, el traslado de la sede diplomática a Jerusalén. En un vídeo que se reprodujo en el festejo, Trump dijo que la mudanza reconoce la “realidad simple” de que Jerusalén es la capital de Israel. Sin embargo, agregó que Estados Unidos “mantiene su compromiso de facilitar un acuerdo de paz duradero”.

Los palestinos, reclaman Jerusalén Este como la capital de un Estado propio en Gaza y Cisjordania. En respuesta a la “masacre” de este lunes han cortado los lazos con la administración Trump y dicen que Estados Unidos no es apto para servir como mediador. El presidente palestino, Mahmoud Abbas, ha dicho que “no aceptará” ningún acuerdo de paz propuesto por la administración Trump.