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Alcatraz Island and prison in San Francisco Bay. September 1979

Source: Mirrorpix / Getty

Llevamos muchos años haciéndonos la misma y única pregunta: ¿qué pasó realmente con aquellos prisioneros que escaparon de la cárcel de Alcatraz?

Varias películas y no pocos documentales han abundado en los últimos años en lo que desde hace mucho tiempo se convirtió en uno de los mitos urbanos más abordado en todo el mundo.

Ahora, una carta que se le atribuye a uno de estos reos podría hacer que el caso se cierre definitivamente.

Cuando Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin huyeron en 1962 de la prisión erigida en la bahía de San Francisco, nadie nunca más supo de su destino. Después de un periodo de búsqueda, las autoridades concluyeron que los tres prisioneros seguramente habían perdido la vida en aquellas heladas aguas y que sus cuerpos habían sido arrastrados más afuera, hasta perderse en la inmensidad del Océano Pacífico.

Sin embargo, este documento que está haciendo reflotar la memoria de muchos pudiera desmentir -si se confirma su autenticidad- la teoría de que los evadidos terminaron ahogados.

“Mi nombre es John Anglin”. Así comienza una carta que en 2013 se recibió en la sede de Richmond del departamento de policía de San Francisco.

“Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris -continúa la confesión de este supuesto anciano-. Tengo 83 años y estoy mal de salud. Tengo cáncer. Sí, todos lo logramos esa noche, aunque a duras penas”.

Según el documento al que ha tenido acceso un periodista de la estación de CBS en San Francisco, quien escribe advierte que “si anuncian en la televisión que se me promete que primero iré a la cárcel por no más de un año y recibiré atención médica, les responderé para informarles exactamente dónde estoy”.

“Esto no es una broma”, se ocupa de advertir el redactor de la misiva.

De acuerdo con lo trascendido, ese mismo año el FBI examinó la carta, revisó si había huellas dactilares, pero los resultados no fueron concluyentes. De ahí que el anhelado anuncio del anciano nunca llegó a producirse.

En ese mismo documento, el supuesto John Anglin aseguraba que su hermano Clarence había muerto en 2011, mientras que Frank Morris lo había hecho en 2008. Al parecer, luego de la espectacular fuga, él residió en Seattle, luego en Dakota del Norte durante 8 años, y finalmente en el sur de California.

Como nada de esto ha sido confirmado, todavía se puede seguir especulando. De no haber muerto aún por el cáncer que dice que lo aquejaba, en estos momentos John Anglin tendría unos 86 años.

Tanto él, como su hermano y su otro amigo cumplían condenas por robo bancario. Al parecer, para su fuga de Alcatraz solo emplearon cucharas robadas que utilizaron para perforar en la piedra, y luego una balsa impermeable.

Según narró en 2012, Michael Dyke, el alguacil que heredó el caso no resuelto, no se sabía si alguno de los tres exconvictos continuaba con vida, aunque se disponían de suficientes elementos para seguir creyendo que al menos alguno todavía vivía.

Varios informes apuntan que la madre de los hermanos Anglins estuvo recibiendo durante algunos años un ramo de flores que alguien le enviaba sin tarjeta de dedicatoria ni identificación. También se dice que en 1973 los dos hijos se aparecieron disfrazados de mujer en el funeral de la señora, a pesar de la vigilancia del FBI sobre la familia.

Sin embargo, para John Cantwell, guardabosques del Servicio de Parques Nacionales, todo esto no ha sido más que parte de una leyenda. Él es de los que sostiene que los tres fugitivos se fugaron y se perdieron en el océano.

Muchos años después del cierre en 1963 de la cárcel de Alcatraz, el islote se ha convertido en paso obligado para los amantes del triatlón, por lo que la vida ha demostrado que sí es físicamente posible cruzar la bahía a nado e internarse en tierra firme, aunque luego estos tres sujetos hayan preferido no contárselo a nadie.