Bad Bunny deja huella cultural y económica en Puerto Rico

Bad Bunny deja huella cultural y económica en Puerto Rico
Bad Bunny cerró su residencia “No Me Quiero Ir de Aquí” con un show extra titulado “Una Más” en el Coliseo José Miguel Agrelot, en San Juan. La despedida coincidió con el octavo aniversario del huracán María y fue transmitida en vivo a nivel mundial, pero con un significado profundamente local: un homenaje a la memoria colectiva de Puerto Rico. La residencia comenzó con nueve conciertos en julio y terminó con 31 funciones consecutivas, transformando a la capital en epicentro global de la música latina.
Más allá de lo artístico, el ciclo de conciertos tuvo un impacto económico notable, estimado en cerca de 380 millones de dólares. Aproximadamente 248,5 millones provinieron del gasto de visitantes en hoteles, restaurantes y transporte, y 97 millones de la venta directa de entradas. El efecto fue palpable en la ciudad: aumentó el transporte público en un 14%, los negocios locales registraron un flujo inusual de clientes y San Juan consolidó su posición como destino cultural internacional.
El espectáculo final combinó música, cultura y política: tambores de bomba y plena, un escenario que recreaba “La Casita” y actuaciones de artistas invitados como Marc Anthony, Rainao y Ñengo Flow. Bad Bunny denunció la pobreza, la gentrificación y los apagones que aún afectan a la isla, mientras la interpretación de “Preciosa” y la canción final “Debí Tirar Más Fotos” reforzaron un mensaje de resiliencia, identidad y orgullo puertorriqueño. La residencia no solo dejó noches históricas de música, sino también visibilidad, ingresos y un ejemplo de cómo el talento local puede brillar en el escenario mundial sin salir de su tierra.