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Amnesty International Holds Rally In Favor Of Keeping Unaccompanied Children Immigrants In The CountryUna vez que hayan terminado las celebraciones por el triunfo de los republicanos y los interminables análisis sobre el por qué el Presidente Obama y su partido demócrata sufrieron una brutal derrota, vendrá la hora de preguntarse sobre qué sucederá en el Congreso.

¿Será acaso que continuará la parálisis política en la que los republicanos se han opuesto a cualquier iniciativa que venga del mandatario?

Alguien pesimista dirá que casi con seguridad éste será el escenario que prevalecerá en los corredores del poder en Washington. Al final de cuentas, por qué cambiar si esta estrategia de dinamitar todo lo que propone el presidente y los demócratas ha dado resultado. Esta ha sido precisamente la estrategia de quien será ahora el nuevo líder de la Cámara alta, el senador republicano por Kentucky Mitch McConnell. Hoy seis años después -desde que Obama llegó al poder- el senador recoge los frutos de lo que en un momento fue su gran decisión estratégica de impedir que el presidente gobernara con apoyo bipartidista.

O será el caso que los republicanos una vez en el poder se darán cuenta que lo que lo que la nación demanda es que gobiernen. Aun si fuese únicamente por pura necesidad o estrategia política -habrán elecciones presidenciales en dos años- los republicanos no pueden darse el lujo de seguir con su postura de oponerse a todo lo que venga del presidente y su partido. Algo que no se puede dejar de lado en la valoración sobre el por qué triunfaron en la noche del martes es que la gente en gran medida votó por los republicanos como una expresión del rechazo al presidente y sólo en segundo término por simpatía con el partido de McConnell y compañía.

Asumiendo que esta sea la estrategia que adopten los republicanos, lo que era tradicional antes en la política estadounidense donde demócratas y republicanos tendían puentes y se acercaban a posiciones en el centro en la cual cada quien cedía en algo en aras de que se aprobaran los proyectos de ley, es en el tema de inmigración donde pronto se pondrá a prueba.

Más allá de la retórica anti inmigrante, de la presión de sus bases y demás, hay una realidad que los republicanos no pueden ignorar en este tema de inmigración: en cada elección hay más latinos votantes y prácticamente no se puede ganar una elección nacional si uno está peleado con los latinos. Será muy difícil, sino es que casi imposible, que los republicanos lleguen de nuevo a la Casa Blanca si no consiguen al menos una buena parte del electorado latino.

Dicho esto habría que pecar incluso de optimista y creer que esos mismos estrategas republicanos que con tanto éxito diseñaron la política para hacerle la vida imposible a Obama, concluirán ahora que aun con el control del Congreso -o precisamente por tener tal control- tienen que tomar el toro por los cuernos y hacer algo en el tema de inmigración.

Aun cuando a los latinos les interesan cosas como la economía, la salud, la educación, etc. es inmigración el “tema nuclear” con los republicanos. Es tanta el agua que ha corrido bajo el puente, tantos los ataques y cosas sin sentido que han dicho los republicanos contra los latinos, que en tanto no cuadren este círculo del tema migratorio será muy difícil que obtengan ese porcentaje mágico de alrededor del 40% y más del voto latino que necesita un candidato republicano para ganar la presidencia.

El primer gran desafío de lo que uno pensaría sería la nueva actitud republicana en lo de inmigración vendrá en unas semanas. El presidente prometió que una vez pasada la elección daría su orden ejecutiva para proteger de la deportación a cierto número de indocumentados -no queda claro cuántos. Los republicanos amenazan incluso con hacer juicio político al presidente si da tal orden -el llamado ‘impeachment’-.

Dado el nuevo clima político que hoy existe, es posible que el presidente de una orden ejecutiva relativamente limitada, es decir que sólo cubriría a cierto número de indocumentados -un par de millones por decir algo. Ojalá que los republicanos valoren el gesto del presidente y den vuelta a la página. No tendrá sentido hacer una pelea más por una orden ejecutiva que tiene gran popularidad con los latinos. Sería otra manera gratuita de alejarse de ese electorado latino al cual tanto necesitan para llegar a la presidencia.

Como reza el dicho, la pelotita está en el lado republicano. Han ganado el poder en ambas Cámaras del Congreso y tienen motivo para celebrar. Pero la verdad es que comenzando con el tema de inmigración no pueden darse el lujo de seguir con su actitud de obstaculizar todo lo que venga del presidente y los demócratas. En dos años habrá no sólo elección presidencial sino también de otro tercio del Senado y la totalidad de la Cámara baja. Elección esa que no será como fue la de ahora: un referéndum sobre Obama. En 2016 los votantes juzgarán a los republicanos por cómo habrán gobernado. Y los latinos por supuesto, comenzarán por juzgarlos por lo que hagan o no hagan en inmigración.

Fuente: Noticias Telemundo / Por Carlos Rajo